Orihuela

 Vivíamos en El Esparragal. Mi Noe y yo. 9 de febrero de 2014. La casa era grande, pero no tenía calefacción. Domingo temprano. Muy temprano. Noe estaba en el sofá, acostada, con una manta. Remoloneando. Levantada de la cama y acostada en el sofá. No tenía que levantarse tan temprano. No tenía por qué. Yo sí, pero ella no. No tenía buena cara. Yo estaba terminando el segundo café, con el macuto preparado (aún tomaría un tercero). El chándal colocado, la ropa de correr debajo. Vivíamos en El Esparragal, que está al lado de Orihuela. Iba a ver a Manolo. Mi gran amigo y hermano Manolo. Hacía un tiempo que sólo nos veíamos así, jadeando, corriendo, entrenando, estirando, dejando todo para mañana. Es lo que había. Se hace lo que se puede cuando se puede. 

Hacía frío, pero el sol era del color de un balón de baloncesto, brillante. Recuerdo perfectamente el cielo, brillante y arrebolado por encima de la montaña. Y que era 9 de febrero. La media maratón de Orihuela. Una más. Ya no me ponía nervioso, estaba lejos de bajar de hora y media, aún, pero bajaba sin mayor drama de la hora cuarenta. Me quedaba mucho por aprender. Pero seguía teniendo ilusiones puestas en eso del correr. Apuntaba mis marcas de media maratón en una hoja, con los ritmos equivalentes de maratón (cómo si una maratón fueran dos medias maratones juntas, una detrás de la otra) y trazaba líneas, conectaba cosas, proyectaba otras... ritmos de 10k, ritmos de 5k... 

Vivíamos en El Esparragal. A Noe no le gustaba. A mí sí. Era mi casa, dónde había quedado a solas con mis propios demonios. Dónde empezó el ruido, el grito, el llanto y finalmente, la calma y la paz. El Esparragal es un sitio hermoso para vivir, si sabes vivir con poco. Noe tenía otros planes. No se lo reprochaba. Estábamos reformando una casa en la Calle Sagasta, un tercero. Un buen lugar para vivir, si quieres vivir cerca de todo. Mi Noe es una mujer difícil de convencer si tiene las cosas claras. Y esta de vivir en Murcia, la tenía clarísima.

9 de febrero de 2014. Media maratón de Orihuela. Beso a Noe, que saca la cabeza lo justo, fuera de la manta roja que la cubre hasta la frente. Deséame suerte, le digo. Suerte, me responde. Ah, y otra cosa más, me dice. Que vas a ser padre.

Y aquí estamos, 7 años después. Haciendo sumas con llevada. Una reunión inesperada de Noe me ha dejado sin piscina... Leo tiene que deletrear unas palabras. ¿Qué palabras? le pregunto. Tus palabras favoritas, me responde. "Atletismo". Lo clava. "Arrebolado". Le falta una "r", pero se la dejo pasar. 

Buenas noches.

Comentarios

  1. Respuestas
    1. Gracias amigo. No te es extraño a ti este territorio entre el deporte y la literatura... jeje. Un abrazo!

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